Ana Martín

Soy historiadora del arte y especialista en museos y patrimonio histórico, además de guía oficial de turismo. En los últimos años he podido dirigir mi carrera hacia el ámbito de la educación en museos haciendo visitas y talleres para todo tipo de públicos, pero realmente, la enumeración fría de un currículum vitae dice poco de la persona. No dice desde luego que elegí estudiar Historia del Arte por vocación, por una necesidad vital de ir tras la búsqueda de belleza y la verdad en la vida. No dice tampoco que no concibo mi vida o el mundo sin arte, sin filosofía, sin poesía, sin música, en definitiva, sin expresión artística e intelectual, que no es otra que expresión de lo más elevado que pueda tener el ser humano. ¡Un mundo sin arte! ¡qué mundo más árido sería ese! Por eso he hecho de mi vocación mi ocupación. Es una gran oportunidad poder ayudar a las personas a ver, más allá de lo que ven sus ojos, a que vibren con una experiencia artística, a que consigan tener el sentido del arte del que nos habla Okakura en su Libro del té.

“Una obra de arte es una sinfonía combinada con nuestros pensamientos más exquisitos. Al mágico roce de la belleza, las más secretas fibras de nuestra sensibilidad salen de su sueño; en contestación a la llamada que se les hace, vibran y se estremecen”

El libro del Té. Kakuzo Okakura.

Raquel Calaco

¿Quién soy? La gran pregunta… Hubo un momento en que quise ser actriz y otro en el que quise ser Indiana Jones, pero la pasión de mi profesor de arte el último año de instituto hizo que me titulara en Historia del Arte y después en Diseño de Producto. Mi carrera profesional siempre ha discurrido en el terreno del arte, el diseño y la educación. Llevo en el mundo del voluntariado y la educación no formal más de dieciocho años, trabajando como educadora cultural, guía turística y monitora de ocio y tiempo libre. Hace unos años, cumplí mi sueño de marcharme a otro país gracias al programa de voluntariado europeo, que me dio la oportunidad de vivir en Estonia y después dar un salto a latinoamérica, donde viví una gran experiencia en una comunidad indígena del norte de Perú. Me entusiasma la investigación y el intercambio cultural. Creo sinceramente que no es sino conociendo la raíces y la historia de las cosas que uno puede entender su propia identidad y se puede así, preservar el patrimonio de un pueblo. Pero lo que más me entusiasma es poder llevar a la gente un poquito de esa pasión que me dio mi profesor, es por eso que he terminado especializándome en mediación y educación cultural. Los grandes monumentos y obras de arte son conversaciones de un artista con el público y estarían totalmente incompletos sin la interpretación que este público les da.

“Deberíamos valorizar nuestras raíces y nuestra cultura, y utilizarlas como cimientos para construir nuestro futuro”

Recomendaciones de estudiantes en el Foro Juvenil del Patrimonio Mundial, Pekín (China)